De un tiempo a esta parte, esos símbolos materiales, despreciados por siglos, toma relevancia en un mundo obsesivo por el exotismo indígena. Y, entonces, intereses oscuros distraen o desmovilizan las luchas emancipatorias de nuestros pueblos entreteniéndonos en culturalismo, sin ninguna proyección política.Seguir leyendo “Tejidolatría y falolatría indígena”→
La pandemia no nos silenció aún. Sigamos cultivando las ideas desde nuestros huertos
Dicen ser anti imperialistas y anti intervencionistas, pero exigen la “urgente conformación de un “Comité Internacional por la Paz” para intervenir en Venezuela.
Con dichas insignias de poder (títulos y consultorías), los indigenistas reingresan a las comunidades y pueblos indígenas en resistencia para anunciar el mensaje salvífico del nuevo adoctrinamiento: “Nosotros como auténticas comunidades indígenas, no debemos meternos en política. No necesitamos participar/disputar el poder político nacional… Somos apolíticos. No somos de ni de la derecha, ni de la izquierda. Somos seres superiores. Estamos por encima de la política”.
Lo vergonzoso no es el racismo expresado por estas “eminencias” premiadas y galardonadas a nivel regional y mundial, sino que sus ideas racistas y sus deseos supersticiosos fueron y son enseñados y asimilados en los diferentes centros de formación/investigación como verdades científicas. Los miedos y deseos de pensadores racistas, edulcorados con tecnicismo científicos, se constituyen en verdades replicadas y asimiladas por mestizos e indígenas en las universidades y centros de investigación.
Mientras las y los indígenas “académicos” nos agotemos exigiendo un “puesto” en “la academia occidental” para ser los nuevos doctrineros, no pasaremos de ser los nuevos “caporales” o “capataces” culturales para la sostenibilidad de la hegemonía cultural de la colonización.