el 8 de marzo no es apolítico, ni mucho menos únicamente motivo para la protesta de las víctimas. Es un día para generar conciencia política para la construcción de nuevos procesos constituyentes plurinacionales que diseñen e implementen nuevas formas de organización política, económica, social, cultural, espiritual y de convivencia en la comunidad cósmica. Eso es y debe ser el 8 de marzo.
En nuestro sentipesamiento indígena y campesina, no existe la noción ontológica de “la mujer”. Es decir, la categoría de la individuación como elemento constitutivo del runa (ser humano en interrelación, en el idioma quechua) es inexistente. Somos runas en la medida que somos y estamos con los demás.