
Por algún capricho histórico, a este policromático y megadiverso rincón del planeta, sus “fundadores y héroes” (que no ganaron guerra alguna) lo denominaron Guatemala. Una toponimia fonética que ya condiciona a sus habitantes al “hundimiento o derrota psicológica”. Mucho más, cuando en el argot latinoamericano, para metaforizar la derrota permanente se suele decir: “De Guatemala a guatepeor”.
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