En nuestro sentipesamiento indígena y campesina, no existe la noción ontológica de “la mujer”. Es decir, la categoría de la individuación como elemento constitutivo del runa (ser humano en interrelación, en el idioma quechua) es inexistente. Somos runas en la medida que somos y estamos con los demás.
El racismo es una construcción sociopolítica con la finalidad de anular la capacidad de acción emancipatoria a los y las subalternas. De la misma manera, el victimismo indígena anula la capacidad de resiliencia y acción política emancipatoria a los vencidos…