Ollantay Itzamná

Póster, Día Mundial del ÁRBOL

Cada 28 de junio, el mundo conmemora el Día Mundial del Árbol, una fecha que nos invita a reflexionar más allá de su evidente belleza o utilidad, para reconocerlo como lo que es: un ser vivo, con una dignidad y derechos propios. Esta jornada no es solo para plantar un árbol, sino para transformar nuestra percepción sobre estos gigantes silenciosos que sustentan la Vida en el Planeta.

Mucho antes de que la humanidad diera sus primeros pasos sobre la Tierra, los árboles ya formaban vastos bosques, tejiendo pacientemente la red de la vida. Son seres ancestrales, testigos del tiempo geológico, que han moldeado ecosistemas y creado las condiciones para que innumerables especies, incluida la nuestra, pudieran prosperar. Su existencia en formaciones de bosques es una de las expresiones más complejas y antiguas de vida comunitaria en el planeta.

La importancia de los árboles es fundamental y multifacética. Son los grandes pulmones del planeta, liberando el oxígeno que respiramos y secuestrando el dióxido de carbono que calienta la atmósfera. Actúan como guardianes del clima, reguladores del ciclo hídrico que previenen la erosión y la desertificación, y son santuarios de biodiversidad, ofreciendo hogar, alimento y refugio a millones de especies. En muchas culturas ancestrales, esta conexión ha sido tan profunda que ciertos árboles son considerados sagrados, portales a lo divino, seres sabios y protectores como la Ceiba para los mayas o los robles para los celtas.

Sin embargo, en la era moderna, esta visión reverencial ha sido peligrosamente eclipsada por una perspectiva puramente utilitaria. La avaricia humana y una profunda falta de conciencia han convertido a estos seres majestuosos en un mero «recurso» para generar dinero. La tala indiscriminada y la deforestación voraz, impulsadas por intereses económicos a corto plazo, no solo destruyen ecosistemas, sino que constituyen un acto de violencia contra seres vivos que tienen un valor intrínseco, independiente de su utilidad para nosotros. Esta visión mercantilista ignora su dignidad y su rol como pilares de la vida.

En este Día Mundial del Árbol, el llamado es a un cambio profundo de paradigma. Es hora de dejar de ver al árbol como un objeto a nuestra disposición y empezar a verlo como un compañero de viaje en este planeta, un ser vivo con derecho a existir, a florecer y a cumplir su ciclo vital.

Hacemos un llamado a las comunidades, a los pueblos, a los gobiernos y a cada individuo a reconocer la dignidad y los derechos propios de los árboles. Cuidarlos no es solo una estrategia ambiental, es un deber ético. Protegerlos es protegernos a nosotros mismos y a todas las formas de vida. Que esta jornada nos inspire a sembrar no solo árboles, sino una nueva conciencia de respeto y custodia hacia estos seres esenciales. El futuro de la vida, incluida la nuestra, depende de ello.

 

 

Deja un comentario

Descubre más desde Ollantay Itzamná

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo