Ollantay Itzamná

En un gesto innovador y en medio de una crisis climática planetaria, la jerarquía de la Iglesia Católica en América Latina ha emitido una nueva Orientación Pastoral que aborda de frente el devastador impacto de la minería. El documento, fruto de la colaboración entre el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) y la Red Iglesias y Minería, desafía a la propia Iglesia a considerar la crítica situación de la Tierra, saqueada por la industria extractiva, como un campo teológico fundamental.

La publicación, titulada «Orientaciones Pastorales de las Iglesias Católicas Frente a la Minería», se destaca por su lenguaje directo y su contenido crítico hacia un modelo económico que prioriza las ganancias sobre la vida. Señala que el «extractivismo» es una tendencia desmedida del sistema económico por convertir los bienes de la naturaleza en capital, un ciclo de «extraer, consumir y descartar» que destruye tanto los recursos como a las personas.

De manera significativa, el documento posiciona los territorios afectados por estas industrias como un «lugar teológico» central para la fe contemporánea. Así como la situación socioeconómica de la pobreza fue el crisol para la Teología de la Liberación en el siglo pasado, hoy es el «clamor de personas empobrecidas y de la Madre Tierra» el que interpela a la Iglesia. La orientación llama a «escuchar sus deseos y esperanzas, sumarse a sus clamores y resistencias» y a acompañar las diversas formas de resistencia territorial contra las industrias extractivas.

Esta pastoral reconoce el dolor y la violencia que sufren las comunidades, incluyendo amenazas, corrupción y la violación de derechos humanos y ambientales. En este contexto, la Iglesia se compromete a una «opción por los más pobres, entre quienes hoy se encuentra también ‘nuestra oprimida y devastada tierra’». Esto implica no solo denunciar las injusticias, sino también apoyar activamente a las comunidades en la defensa de sus modos de vida y su «derecho a decir no» a proyectos mineros.

La orientación también es un llamado a la conversión interna, instando a una reforma en la formación de los líderes eclesiales para que incluya la ecología integral y el pensamiento social de la Iglesia. Además, hace una advertencia sobre la necesidad de que las instituciones eclesiásticas examinen sus propias finanzas para asegurarse de no estar invirtiendo en empresas que financian la agresión de la minería.

Con esta publicación, una parte significativa de la jerarquía católica latinoamericana, inspirada en el magisterio del Papa Francisco, asume una postura profética y se alinea con las comunidades que luchan por la justicia socioambiental, marcando un nuevo y valiente capítulo en su misión pastoral.

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