La reciente declaración del presidente protémpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Gustavo Petro, resuena profundamente en el anhelo histórico de Abya Yala por ser una zona de paz. Desde la creación de la Organización de Estados Americanos (OEA, 1948), nuestro Continente fue declarado libre de armamento nuclear, una filosofía que la CELAC ha reafirmado con convicción. En este contexto, la presencia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a través del acuerdo de socio global firmado con Colombia en 2018, se presenta como una disonancia preocupante. La esencia de la autodeterminación latinoamericana y el compromiso con la resolución pacífica de conflictos se ven comprometidos por alianzas que no reflejan nuestra identidad ni nuestros intereses.
Es imperativo que los líderes y pueblos de Abya Yala se unan en una sola voz para exigir al Estado colombiano la terminación de su convenio de colaboración con la OTAN. Mantener este acuerdo contradice la vocación de paz y soberanía de la región, y abre la puerta a influencias externas que poco contribuyen a la estabilidad y el desarrollo de nuestros países. Es tiempo de reafirmar nuestra autonomía y construir un futuro donde la diplomacia y la cooperación regional sean los únicos pilares de nuestra seguridad.