
Cada 19 de julio, desde 2020, se conmemora el Día de Iberoamérica, una fecha que, en su origen, buscó celebrar los lazos culturales e históricos que unen a las naciones de la península ibérica con los pueblos de Abya Yala. Sin embargo, para muchas comunidades en el Continente, esta fecha también nos invita a una reflexión profunda y a menudo dolorosa sobre el pasado.
La presencia de España y Portugal en Abya Yala está marcada por historias de innegable riqueza cultural, pero también por episodios de extrema violencia y despojo. La invasión y colonización, si bien sentaron las bases para la conformación de las naciones actuales, implicaron ocupación y saqueo de territorios, la imposición de sistemas sociales y religiosos ajenos, y, trágicamente, el genocidio de poblaciones indígenas que habitaban estas tierras mucho antes de la llegada de los europeos. Millones de vidas se perdieron debido a la guerra, las enfermedades traídas del viejo continente y las brutales condiciones de servidumbre.
Es fundamental que, en este Día de Iberoamérica, seamos capaces de reconocer plenamente el impacto devastador de estas acciones y pedir perdón por el sufrimiento infligido. Este acto de contrición no busca reescribir la historia, sino sanar las heridas del pasado y construir un futuro de verdadera convivencia y respeto mutuo. Solo a través de un reconocimiento honesto de los errores cometidos se podrá alcanzar una reconciliación genuina que fortalezca los lazos entre las naciones iberoamericanas.
La última Cumbre Iberoamericana en Ecuador dejó un sabor amargo para muchos, y es nuestro deseo que la próxima Cumbre, a celebrarse en Madrid en 2025, retome el espíritu primigenio de un encuentro para la cooperación y el entendimiento. Es imperativo que esta Cumbre se realice con un espíritu verdaderamente contrito, reconociendo las responsabilidades históricas y comprometiéndose a evitar cualquier forma de «invasión» o imposición sobre los pueblos de Abya Yala.
El Día de Iberoamérica debe ser una oportunidad para construir puentes, no para reabrir heridas sin cicatrizar. Solo a través del arrepentimiento sincero, el diálogo respetuoso y la búsqueda de justicia podremos avanzar hacia una Iberoamérica unida en la diversidad y cimentada en el respeto por la dignidad de todos sus pueblos.