Ollantay Itzamná

El 24 de julio de 2025 marca el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra (Earth Overshoot Day), una fecha crítica que nos recuerda que, a partir de este punto del año, la humanidad ha consumido todos los recursos naturales que el planeta puede regenerar en un año. En otras palabras, estamos viviendo «a crédito» con la Madre Tierra, agotando sus bienes comunes a un ritmo insostenible.

El concepto del Día de la Sobrecapacidad de la Tierra fue desarrollado por Global Footprint Network, una organización internacional de investigación que impulsa mediciones científicas de la sostenibilidad. Su origen se remonta a la década de 1990, y desde entonces, la fecha se ha adelantado progresivamente año tras año, evidenciando una creciente presión sobre los ecosistemas del planeta. Junto a Global Footprint Network, otras organizaciones como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) colaboran activamente en la difusión y promoción de esta conmemoración, buscando concienciar a gobiernos, empresas y ciudadanos sobre la urgencia de cambiar nuestros patrones de consumo.

Es fundamental comprender que el consumismo desbocado de los bienes comunes de la Tierra conlleva responsabilidades diferenciadas. La huella ecológica, que mide la demanda de recursos naturales por parte de una población o actividad, revela que no todas las sociedades contribuyen de la misma manera a esta sobreexplotación. Los países con altos niveles de consumo y desarrollo industrial suelen tener huellas ecológicas significativamente mayores que aquellos con economías menos intensivas en recursos. Esta disparidad subraya la necesidad de abordar el problema con una perspectiva de justicia ambiental, reconociendo que quienes más impactan deben asumir una mayor responsabilidad en la mitigación de este fenómeno.

La Madre Tierra, nuestro hogar y sustento, necesita tiempo y condiciones adecuadas para regenerar sus capacidades de producción. Los bosques requieren años para crecer, los suelos necesitan periodos de descanso para recuperar su fertilidad, y los cuerpos de agua dependen de ciclos naturales para purificarse. Al exceder la biocapacidad del planeta, estamos impidiendo estos procesos de regeneración, lo que conduce a la deforestación, la pérdida de biodiversidad, la escasez de agua, el agotamiento de los suelos y el cambio climático, entre otras consecuencias devastadoras.

Para revertir esta tendencia y asegurar un futuro sostenible, es imperativo que cambiemos drásticamente nuestros patrones de consumo y mitiguemos nuestra huella ecológica. Esto implica adoptar un enfoque más consciente en todas nuestras decisiones, desde la alimentación y el transporte hasta la energía y los bienes que adquirimos. Fomentar la economía circular, reducir el desperdicio, promover las energías renovables, apoyar la producción local y sostenible, y exigir políticas gubernamentales que prioricen la protección ambiental son pasos cruciales. El Día de la Sobrecapacidad de la Tierra no es solo una fecha para reflexionar, sino un llamado urgente a la acción individual y colectiva para garantizar que las futuras generaciones también puedan disfrutar de un planeta sano y próspero.

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