Guatemala, sin caminos, sin suelos

Camino privado alterno, a 5 minutos de la ciudad de Mazatenango. OI

Guatemala, en comparación a muchos otros países de Abya Yala, es territorialmente pequeño. Con sus apenas 108 mil Km², Guatemala no alcanza ni a la mitad de la superficie de Chihuahua, México.

Sin embargo, este bicentenario país centroamericano, con sus 85 mil millones de dólares de Producto Interno Bruto (PIB), es la décima economía de la región. Pero, también es una potencia continental en niños desnutridos y desigualdad socioeconómica.

En este país, donde las pocas familias ricas acaparan más riqueza que las monarquías de la Edad Media, las condiciones de vida están tocando fondo.

Por ejemplo, el Estado ya no cuenta con suelos públicos ni para instalar cementerios para sus muertos por desnutrición. Cerca del 90% de los suelos fértiles es acaparado por las empresas de monocultivo.

Y así, el país sin tierras para cultivo de comida, está condenado a consumir comida y bebida peligrosamente venenosa o cancerígena que ingresa por las «fronteras abiertas»… El Estado no quiere o no puede controlar el venenoso mercado de la comida en el país.

Este caos límite que ocurre con los suelos de cultivo también ocurre con el agua, o con los servicios públicos como los caminos.

Todo el país, desde la famosa Revolución Liberal, de finales del siglo XIX, fue progresivamente entregado a migrantes europeos o descendientes de los invasores españoles, bajo la promesa de progreso/desarrollo.

La situación es tal que, ahora, el Estado no puede construir caminos, para unir a las poblaciones rurales con las ciudades, porque simplemente el Estado no tiene suelos. Y, los finqueros, cuando el Estado les pide que le vendan parte de sus predios para construir caminos se niegan a vender o ponen los precios estratosféricos.

El Calvario de los caminos lo sufren más los territorios o poblaciones cuyas vías camineras son afectadas o destruidas por fenómenos climáticos.

En este caso, al no haber suelos públicos por dónde hacer los caminos alternos mientras se restaura la vía afectada, los dueños de los predios cobran a todo transeúnte que quiera pasar por su finca o lote. Esto es inconstitucional, pero el propietario tiene poder en su predio.

Esta pequeña estampa de la realidad de la privatización de los suelos en Guatemala expresa la automutilación del Estado en su capacidad y obligación de garantizar servicios y bienestar para su población. Pero, la ilusa privatización de los suelos también es un Calvario permanente para los propietarios de suelos. Ellos pueden hacer caminos en sus predios, pero no podrán hacer caminos privados en todo el país, ni para toda la población.

En 1953, mediante el Decreto N° 900 ( Reforma Agraria), hubo un presidente que estableció que toda la superficie de los suelos de Guatemala era de propiedad del Estado (público), y que las personas tenían derecho a usufructuar los predios que ocupaban, incluso heredar.  Pero, pudo más el ansia por la propiedad privada individual, entonces, desde el Golpe de Estado de 1954 (promovido por los EEUU), Guatemala se encuentra autobloqueda en la construcción de su bienestar.

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